miércoles, 12 de marzo de 2014

Basta, ha llegado la hora.

  Necesitaba pensar y huir de la realidad en la que vivo, de la presión que siento; pensaba en como hubiera sido todo en otras circunstancias, en otro tiempo, espacio y lugar; quizá todo sería exactamente igual que ahora pero con diferentes detalles, quizá hubiese ocurrido lo mismo pero de otra manera, quizá más cruel, quizá menos; quizá la gente que me rodearía no sería la gente entre la que me encuentro; quizá tú no serías tú y yo no sería yo; pero... ¡BASTA!
  Basta de pensar; basta de guardar rencor, de no perdonar, basta...
  Ha llegado la hora de ver el lado bueno de las cosas, de afrontar la realidad, de mirar al miedo de frente, de valorar lo que realmente queremos y no perder las cosas que más nos importan a causa de auténticas gilipolleces.
  Basta de ser lo que no queremos ser, ha llegado la hora de empezar a ser como deseamos ser.
-Pgn.
                                                             

lunes, 10 de marzo de 2014

Y así fue como lo supe

  Y el sol me llenaba, me llenaba de luz, de paz; calmaba mi alma; sentía su calidez por todo el cuerpo; sentía nostalgia y amargura, sin embargo, quería estar allí, inundada por aquello que me hacía sentir como en casa.
  Un soplo de aire fresco golpeó suavemente mi cara, cerré los ojos y sentí el alivio que necesitaba en aquel momento. 
  El sol y el viento se unían para conseguir el equilibrio, lo ideológico; se juntaban para decirle al mundo que todo lo malo podía ser bueno y que todo lo bueno podía ser mejor; el frío del aire se unía a la calidez del sol y el sol se unía al viento fresco del aire. Se respiraba calma, paz; me sentí feliz, valiente, capaz de afrontar cualquier cosa siempre que no dejara de sentir esa unión. ¿Y lo mejor? Lo mejor era que él estaba allí, a mi lado; diciéndome lo increíble que era, haciéndome sentir especial.
 Me cogió de la mano y me besó, y entonces, por primera vez, sentí que no éramos él y yo, si no que éramos nosotros; me dejé llevar por aquel increíble beso; y nos fundimos, nos fundimos en el amor, en la pasión y en el deseo; y nos olvidamos del mundo exterior, de los problemas de afuera; nos olvidamos de que estábamos rotos, y nos completamos. En ese momento supe que era amor, pero por desgracia el mundo nos llamaba y no podíamos vivir ajenos a todo lo demás; así que, con delicadeza, me cogió de la mano y me guío hasta el coche; debíamos volver, pero ahora tenía claro que podríamos, juntos, contra todo pronóstico.  
  -Pgn.

sábado, 8 de marzo de 2014

Cenas caras y amor barato

  Podría escribir sobre una bonita historia de amor, donde cada noche ella despertaba rodeada de besos, flores y mucho amor; pero eso no fue así, su vida estaba repleta de anocheceres con él y amaneceres de cama vacía.
  Cada mañana, ella despertaba sola, se hacía un café amargo y se iba a trabajar. A menudo recordaba todas las relaciones que había tenido, todas acabadas en fracaso, y aunque ella se había vuelto a enamorar, sabía que él no sentía lo mismo.
  Cada noche, él se presentaba allí, en su casa, discutían porque nunca se quedaba a dormir, después, él la llevaba a los restaurantes más caros y volvían a hacer el amor como cada noche, aunque a ella le parecía que a lo largo del tiempo disfrutaba más, quizá por la esperanza de no dormir sola otra noche más o quizá por el amor que sentía por él.
  Y así pasaron sus noches: Llenas de cenas caras y amor barato.  
-Pgn.

martes, 4 de marzo de 2014

A veces quizá.

   A veces te miro y no puedo evitar pensar el cómo será mi vida futura contigo; si nos casaremos, si tendremos hijos y una casa en la  playa o en la montaña,  si tendremos un barco o no.
  A veces te miro y no se lo que será de nosotros, quizá no tengamos hijos y no nos casemos, quizá no tengamos una casa ni en la playa ni en la montaña y simplemente vivamos en una humilde casa, quizá todo contigo o quizá nada.
  Lo único que sé es que te quiero ahora,  y después quién sabe, quizá después todo o quizá nada.  
-Pgn.

Te quiero.

  Entre besos y caricias te digo que te quiero, y tú, sincero, me respondes con un beso, un beso en los labios, un beso certero, un beso que no tarda llegar a mi corazón, a mi alma, a mi ser; un beso cálido que me transporta a otro lugar, al paraíso; un beso frío que me llena de paz, de calma, como una brisa de aire fresco en un día cálido de verano que te alivia por dentro; un beso de amor; un beso tuyo, porque jamás he sentido otros besos como siento los tuyos, y es que eres el único que me hace sonreír, que me hace ser feliz.  
  -Pgn.
                                                                    
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