Aquel día visitamos la Catedral de Nôtre Damme, era enorme, preciosa... personalmente no me gustó, no mentiré, y te confesaré que puse buena cara para complacerte; lo habías preparado con tanto amor, que creí que era mejor contentarte, en fin, ahora que ya no estás no merece la pena ocultarlo...
Te echo de menos, aunque... cada vez te veo más lejos.
-Pgn.
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